miércoles, 21 de noviembre de 2007

LA MUERTE EN OLLANTAYTAMBO

En todas las sociedades, la muerte es vista con respeto, con temor y con dolor. Una muerte es dolor para los que quedan y por este motivo, los sobrevivientes tratan de celebrar al difunto y a la muerte.
En Ollantaytambo, hay todo un ritual en torno a la muerte, los cuales con el correr del tiempo se van perdiendo, por lo que el presente artículo pretende recordar estas manifestaciones que se mantienen entre los mayores. Los presagios y rituales los podemos resumir en lo siguiente:


PRESAGIOS.

Se consideran presagios los siguientes hechos:

- Que un zorrino ( atoq) pase en la noche esparciendo su mal olor. El paso del zorrino es señal inequívoca que alguien morirá pronto, las personas se persignan y rezan un padrenuestro señalando “quien morirá”
- Cuando los cóndores sobrevuelan la cima y la parte media del cerro Pincuylluna, cosa que usualmente no realizan, se señala que pronto fallecerá alguien.
- Cuando en la noche los perros aúllan, se indica que están viendo al alma de algún difunto o están presagiando la muerte de alguien, que puede ser el dueño de los perros.
- Cuando durante el día un perro escarba la tierra en el patio de la casa, es augurio de que pronto morirá alguien de la casa.
- Cuando en la noche ingresa un “taparacu” (mariposa nocturna, es señal de mal aguero.
- Cuando canta el buho (tucu)
- Cuando una gallina canta como el gallo
- Soñar con los frutos del capulí. Estos representan a los ajos del muerto
- Soñar que se le caen los dientes significa que alguien de la familia morirá.
- Soñar vinéndose los zapatos, es señal que uno se morirá.


LA MUERTE

Cuando una persona está agonizante, se reúne la familia y algunos allegados, quienes rezan con el fin de ayudar al “buen morir”, se comportan con la gravedad necesaria, hablando en voz baja y llorando silenciosamente. Cuando ocurre el deceso, las mujeres de la familia lloran a grandes gritos, mientras que los niños se contagian y pueden revolcarse en el suelo.

En este momento, si es que no se a solicitado antes, se contrata al carpintero con el fin de que confecciones el ataúd. El carpintero realiza su labor rápidamente y mientras trabaja, fuma cigarros y bebe aguardiente a fin de que el alma no lo “ccayque”. Cuando no habían carpinteros en Ollantaytambo, se enviaba a comprar uno en Urubamba, y este era transportado por dos o tres personas al hombre y para la travesía que duraba un par de horas, se llevaban cigarros y aguardiente a fin de evitar el ccayqaska.


El cadáver antes de ser introducido en el ataúd es bañado con agua tibia y con hojas de arrayán, este baño lo realizan los parientes, con el fin de que el difunto se vaya a la otra vida limpio.

Antiguamente, mientras se armaba el ataúd, el cuerpo luego de bañado era amortajado con un hábito que se compraba en un convento en el Cusco, se le pone zapatillas y en otros casos el mejor vestido que poseía y se le pone sobre una mesa cubierta por un mantel blanco y se inicia el velatorio.

Cada una de las personas que acuden al velatorio, lleva una vela que enciende y coloca en un atril, con la esperma resultante de las velas que se derriten se confeccionan nuevas velas mediante un molde que tiene algún vecino.

Durante el velatorio, la familia proporciona cigarros, aguardiente y comida. Por la noche se da una sucesión de oraciones las que son iniciadas por alguna persona que conoce los rezos, Las oraciones que se rezan son las del Padrenuestro y el Rosario. Luego cada cierto tiempo se sirve aguardiente, te piteado y diferentes caldos de carne de vacuno o de carnero y se reparten cigarros.

Carlos Olazabal Castillo