Julio César Chalco
El contacto entre lenguas (1) está presente en casi todos los contextos históricos de la humanidad desde la aparición del lenguaje oral. De modo que es lógico pensar que este contacto haya jugado un papel determinante en la evolución lingüística de todas las lenguas (Appel-Muysken, 1996). Partiendo del principio de Jespersen (2007[1922]: 208) de que “ninguna lengua está enteramente libre de palabras prestadas, porque nación alguna ha estado completamente aislada” podemos decir no existe lengua alguna que no haya interaccionado con las de su alrededor. Por ejemplo el contacto entre las lenguas germánicas y el latín vulgar dio lugar al nacimiento de lo que hoy conocemos como lenguas romances.
La aparición de estas nuevas lenguas fue el resultado de diferentes factores socio-históricos concretos: Por una parte las invasiones(2) de territorios determinados para provocar la pérdida de lenguas (sustrato lingüístico (3)) a favor de una lengua conquistadora (superestrato lingüístico). Y por otra, la convivencia mutua de dos o más etnias, o la vecindad de dos lenguas y culturas (adstrato lingüístico). Creemos firmemente que las invasiones romanas en la península ibérica, la ocupación de las islas Británicas por los anglos en el siglo V, la invasión española de América en el siglo XV, las violentas colonizaciones inglesas en la India o la conquista y expansión del imperio Inca en América (por citar algunos ejemplos) jugaron un papel preponderante en este proceso. Lo que supuso a la larga un desequilibrio que “repercute sobre los comportamientos bilingües: los que hablan la lengua dominante tienen menos interés o necesidad de aprender la otra lengua que los que hablan la lengua débil” (Siguan, 2003: 17) lo cual no deja de ser real y actual.
Los factores extralingüísticos como la cultura, economía y la política hacen que las lenguas en contacto asuman estatus dispares o idénticos. De ambos casos el más común es el que una lengua asuma un papel dominante en detrimento de la otra lo que supone una relación diglósica. También se da el caso en que la lengua dominada o sometida influya en la dominante, situación a la cual se llamaría influencia recíproca (Zamora, 1977) pero con una clara relación de dominación de la lengua de prestigio, por ejemplo el caso del la variedad Castellano Andino en el Perú que está muy influenciada por la gramática quechua.
La invasión española de América en 1492 produjo una serie de consecuencias que marcaron el rumbo de la historia de todos los países que fueron colonias suyas. El encuentro entre ambas culturas representó también el encuentro de varias lenguas y posteriormente el sometimiento de unas a favor de la otra. El proceso de transculturación que inició la corona española en favor de la lengua castellana significó la inevitable desaparición de muchas lenguas vernáculas que convivían con el quechua. Este proceso se produjo con mayor rapidez en la zona costera del país. El hecho de fundarse varias ciudades en la sierra significó una forma de estrategia para poder extender los dominios de la lengua castellana y la evangelización de los indígenas, pero la realidad mostraba lo contrario. El estrepitoso fracaso de dicha estrategia motivó la vuelta al uso de las lenguas vernaculares. Todo ello causó inevitablemente el nacimiento del castellano andino.
El término Castellano Andino fue acuñado por el lingüista peruano Rodolfo Cerrón Palomino en su libro homónimo. En el texto Cerrón Palomino (2003) manifiesta que la situación diglósica se dio debido a situaciones históricas relativamente excepcionales, empezando por la invasión española que implícitamente trajo consigo una política lingüística que no estaba dispuesta a respetar a la lengua de los invadidos. El aprendizaje de la nueva lengua implicó nuevas formas de discriminación y dominación que duran hasta nuestros días.
Para Cerrón Palomino el Castellano Andino es la variedad del castellano más extendida de nuestro país, que tiene como origen histórico y psicolingüístico el contacto del español con las lenguas originarias de esta región, principalmente el quechua y el aimara. Pero no solo está extendido en el Perú, como una suerte de coincidencia con los territorios que ocupan el quechua y el aimara, también podemos hallarlo en estas mismas regiones, desde el Ecuador pasando las fronteras de Argentina, Bolivia y Chile. Si bien su base es mayoritariamente castellana, recibe un gran influjo de estas lenguas particularmente en la zona rural y urbana marginal como es el caso de la zona sur andina del Perú.
Hoy en día, el castellano andino es la mayor variedad adquisicional del castellano que se habla en Sudamérica y ya nadie puede negarlo.
(1) En 1953 Uriel Weinreich publica Languajes in contact donde sentó las bases del estudio del bilingüismo individual y algunos conceptos como contacto, interferencia, interacción o calco.
(2) Algunos prefieren llamarlas “conquistas”.
(3) El libro de Frederick Jungermann (1956) Teoría del sustrato y los dialectos hispano-romances y gascones. Madrid: Gredos, es un muy ilustrativo para explicar estas cuestiones
Bibliografía
Appel, R. y Muysken, P. (1996). Bilingüismo y contacto de lenguas. Barcelona: Ariel.
Cerrón Palomino, R. (2003). Castellano Andino. Aspectos sociolingüísticos, pedagógicos y gramaticales. Lima: PUCP
Siguan, M. (2003). Bilingüismo y lenguas en contacto. Madrid: Alianza.
Zamora, J. C. (1977) “Interferencia recíproca: receptividad y productividad”. En Word XXVIII, pp. 132-138.
El contacto entre lenguas (1) está presente en casi todos los contextos históricos de la humanidad desde la aparición del lenguaje oral. De modo que es lógico pensar que este contacto haya jugado un papel determinante en la evolución lingüística de todas las lenguas (Appel-Muysken, 1996). Partiendo del principio de Jespersen (2007[1922]: 208) de que “ninguna lengua está enteramente libre de palabras prestadas, porque nación alguna ha estado completamente aislada” podemos decir no existe lengua alguna que no haya interaccionado con las de su alrededor. Por ejemplo el contacto entre las lenguas germánicas y el latín vulgar dio lugar al nacimiento de lo que hoy conocemos como lenguas romances.
La aparición de estas nuevas lenguas fue el resultado de diferentes factores socio-históricos concretos: Por una parte las invasiones(2) de territorios determinados para provocar la pérdida de lenguas (sustrato lingüístico (3)) a favor de una lengua conquistadora (superestrato lingüístico). Y por otra, la convivencia mutua de dos o más etnias, o la vecindad de dos lenguas y culturas (adstrato lingüístico). Creemos firmemente que las invasiones romanas en la península ibérica, la ocupación de las islas Británicas por los anglos en el siglo V, la invasión española de América en el siglo XV, las violentas colonizaciones inglesas en la India o la conquista y expansión del imperio Inca en América (por citar algunos ejemplos) jugaron un papel preponderante en este proceso. Lo que supuso a la larga un desequilibrio que “repercute sobre los comportamientos bilingües: los que hablan la lengua dominante tienen menos interés o necesidad de aprender la otra lengua que los que hablan la lengua débil” (Siguan, 2003: 17) lo cual no deja de ser real y actual.
Los factores extralingüísticos como la cultura, economía y la política hacen que las lenguas en contacto asuman estatus dispares o idénticos. De ambos casos el más común es el que una lengua asuma un papel dominante en detrimento de la otra lo que supone una relación diglósica. También se da el caso en que la lengua dominada o sometida influya en la dominante, situación a la cual se llamaría influencia recíproca (Zamora, 1977) pero con una clara relación de dominación de la lengua de prestigio, por ejemplo el caso del la variedad Castellano Andino en el Perú que está muy influenciada por la gramática quechua.
La invasión española de América en 1492 produjo una serie de consecuencias que marcaron el rumbo de la historia de todos los países que fueron colonias suyas. El encuentro entre ambas culturas representó también el encuentro de varias lenguas y posteriormente el sometimiento de unas a favor de la otra. El proceso de transculturación que inició la corona española en favor de la lengua castellana significó la inevitable desaparición de muchas lenguas vernáculas que convivían con el quechua. Este proceso se produjo con mayor rapidez en la zona costera del país. El hecho de fundarse varias ciudades en la sierra significó una forma de estrategia para poder extender los dominios de la lengua castellana y la evangelización de los indígenas, pero la realidad mostraba lo contrario. El estrepitoso fracaso de dicha estrategia motivó la vuelta al uso de las lenguas vernaculares. Todo ello causó inevitablemente el nacimiento del castellano andino.
El término Castellano Andino fue acuñado por el lingüista peruano Rodolfo Cerrón Palomino en su libro homónimo. En el texto Cerrón Palomino (2003) manifiesta que la situación diglósica se dio debido a situaciones históricas relativamente excepcionales, empezando por la invasión española que implícitamente trajo consigo una política lingüística que no estaba dispuesta a respetar a la lengua de los invadidos. El aprendizaje de la nueva lengua implicó nuevas formas de discriminación y dominación que duran hasta nuestros días.
Para Cerrón Palomino el Castellano Andino es la variedad del castellano más extendida de nuestro país, que tiene como origen histórico y psicolingüístico el contacto del español con las lenguas originarias de esta región, principalmente el quechua y el aimara. Pero no solo está extendido en el Perú, como una suerte de coincidencia con los territorios que ocupan el quechua y el aimara, también podemos hallarlo en estas mismas regiones, desde el Ecuador pasando las fronteras de Argentina, Bolivia y Chile. Si bien su base es mayoritariamente castellana, recibe un gran influjo de estas lenguas particularmente en la zona rural y urbana marginal como es el caso de la zona sur andina del Perú.
Hoy en día, el castellano andino es la mayor variedad adquisicional del castellano que se habla en Sudamérica y ya nadie puede negarlo.
(1) En 1953 Uriel Weinreich publica Languajes in contact donde sentó las bases del estudio del bilingüismo individual y algunos conceptos como contacto, interferencia, interacción o calco.
(2) Algunos prefieren llamarlas “conquistas”.
(3) El libro de Frederick Jungermann (1956) Teoría del sustrato y los dialectos hispano-romances y gascones. Madrid: Gredos, es un muy ilustrativo para explicar estas cuestiones
Bibliografía
Appel, R. y Muysken, P. (1996). Bilingüismo y contacto de lenguas. Barcelona: Ariel.
Cerrón Palomino, R. (2003). Castellano Andino. Aspectos sociolingüísticos, pedagógicos y gramaticales. Lima: PUCP
Siguan, M. (2003). Bilingüismo y lenguas en contacto. Madrid: Alianza.
Zamora, J. C. (1977) “Interferencia recíproca: receptividad y productividad”. En Word XXVIII, pp. 132-138.
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