En el Cusco, los idiomas que hablamos son el quechua y el castellano. En la ciudad el predominio del castellano es evidente. El quechua está subordinado y es menospreciado. En el sector rural, se sigue utilizando cada vez menos. Los más jóvenes prefieren hablar en castellano, lo hacen por que asi se sienten menos marginados, menos excluidos. Hay un sentimiento de inferioridad, de vergüenza, si solo se sabe quechua. El quechuahbalante es mal visto en la ciudad. Si embargo en los últimos años, se vienen tomando medidas con el fin de recuperar una identidad y tener orgullo de ella. En esa dirección van la publicación de textos en quechua, principalmente aquellos cuentos dirigidos a los niños de los sectores rurales, quienes aprenden a leer en su propio idioma. Se han editado textos recogidos por maestros y alumnos de diversas escuelas cusqueñas y también textos europeos, como la reciente traducción de los cuentos de los hermanos Grima, realizado por la profesora del colegio Pukllasunchis, Isabel Palomino.
En este mes de abril que celebramos a nuestro Garcilazo, quien es un clásico y un clásico al decir de muchos, es aquel a quien se cita y no se lee, debemos incentivar la lectura de sus obras y a sentirnos orgullosos como el cuando escribe “como indio natural de aquella tierra, ampliamos y extendemos con la propia relación la que los historiadores españoles, como extranjeros, acortaron por no saber la propiedad de la lengua ni haber mamado en la leche estas fábulas y verdades como yo los mamé”.
También celebramos a Cervantes, cuya obra fue traducida al quechua por el cusqueño, Demetrio Tupac Yupanqui y que si bien no tiene una difusión extensa y se le ha criticado, como a toda traducción, algunas deficiencias, es una forma de valorar nuestro quechua. Otra de las formas es la manera como la actriz huantina Magali Solier, se expresó en el acto de premiación de la película La teta asustada, donde llamó, sobre todo a las mujeres, a no tener miedo ni vergüenza de hablar en quechua.
En la medida que recuperemos el quechua, tal como lo han hecho otros grupos humanos con su lengua, reafirmaremos nuestra identidad
En este mes de abril que celebramos a nuestro Garcilazo, quien es un clásico y un clásico al decir de muchos, es aquel a quien se cita y no se lee, debemos incentivar la lectura de sus obras y a sentirnos orgullosos como el cuando escribe “como indio natural de aquella tierra, ampliamos y extendemos con la propia relación la que los historiadores españoles, como extranjeros, acortaron por no saber la propiedad de la lengua ni haber mamado en la leche estas fábulas y verdades como yo los mamé”.
También celebramos a Cervantes, cuya obra fue traducida al quechua por el cusqueño, Demetrio Tupac Yupanqui y que si bien no tiene una difusión extensa y se le ha criticado, como a toda traducción, algunas deficiencias, es una forma de valorar nuestro quechua. Otra de las formas es la manera como la actriz huantina Magali Solier, se expresó en el acto de premiación de la película La teta asustada, donde llamó, sobre todo a las mujeres, a no tener miedo ni vergüenza de hablar en quechua.
En la medida que recuperemos el quechua, tal como lo han hecho otros grupos humanos con su lengua, reafirmaremos nuestra identidad
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