A sugerencia del gran Leo Casas Ballón, reproducimos una de las mas vibrantes creaciones de Luis Nieto, escrita en la colonia penal "El Sepa", donde el poeta fue encarcelado por su actividad política en favor de los desfavorecidos.
CARTA A MI MUJER DESDE EL INFIERNO DEL SEPA
Desde esta cárcel de lamentos,
llovida de terror por sus dos caras,
palpitante de anhelos y recuerdos,
mi corazón te envía esta su carta.
Quisiera que descubras las nostalgias
que la estremecen toda, grito a grito,
la queja acribillada de sus lágrimas,
las ascuas de su canto y su latido.
No es posible olvidar secretas ansías,
el manantial de mi sollozo herido.
te escribo amontonando mis desgracias,
con silencios del corazón te escribo.
Yo quisiera narrar mis desventuras,
mis horas de pavor y de martirio;
las furias del gendarme, las torturas
de la sangre abatida y su delirio.
Contarte de las llagas que nos queman,
de aquel dolor inédito que brama;
de las sombrías noches prisioneras,
del odio ciego que envilece y mata.
Narrarte tantas experiencias negras
que muerden, que asesinan, que degradan,
que caen en la sangre como piedras,
como fieros cuchillos que nos ladran.
Hablarte de la muerte y sus pendones,
de mis días crispados de blasfemias,
del yaraví que sangra en las prisiones
la ronda carcelera de sus penas.
Decirte, por ejemplo, como estalla
en nuestra condición de seres libres,
la presencia insolente de los guardias,
la mirada soez de sus fusiles.
Nos duele, nos da náuseas, nos irrita
el rancho que los perros ni olfatean;
y ese mandón que esgrime su inmundicia
cuya sola presencia nos subleva.
Me da rabia esto que te cuenta mi ira,
dan ganas de llorar a todo grito...
Pero no hay llanto aquí. sólo la espina
mantiene su furor ciego e invicto.
¡Nadie sabe llorar! Por eso nadie
derriba las compuertas de su llanto.
Todos tienen al tope su coraje
y en el mástil del día izan su canto!
Nueva fraternidad nos une a todos.
Una misma bandera nos inflama.
Y no olvides jamás: ¡No estamos solos!
¡El cariño del pueblo nos ampara!
Aquí estamos de pie nuevos labriegos,
crecidos de anatemas y furores,
construyendo el Perú de nuestros sueños,
la patria universal que aman los pobres.
Por todo esto, mujer:¡Nada de lágrimas!
ni de fúnebres gritos carceleros.
¡Que nuestra pena se convierta en balas
para los rifles de los guerrilleros!
Penal de "El Sepa", 1963
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