POESÍA PERUANA. VANGUARDIA + INDIGENISMO + TRADICIÓN
Copiamos del Blogg de la editorial IBEROAMERICANA, la siguiente entrada, sobre una importante antologìa que rescata a valiosos poetas injustamente olvidados (como Mario Chabes, Carlos Alberto Gonzàles, Josè Varallanos, entre otros). La antologìa ha sido realizada por Marta Ortiz Canseco, quien es doctora en Filologìa Hispànica y , entre otros trabajos, ha realizado una ediciòn crìtica de Los Heraldos Negros (Castalia, 2009) y nos honrò con una colaboraciòn para PUTUTU Nª 51
Aqui se puede consultar el indice y aqui la introducciòn del libro.
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Hace unos días la editorial IBEROAMERICANA publico una importante antología de poesía: Poesía peruana 1921-1931. Vanguardia + indigenismo + tradición, que rescata a autores de muy difícil acceso y muestra la complejidad de un campo literario en el que coexisten tendencias divergentes, incluso en un mismo autor. Marta Ortiz Canseco, la editora del volumen, tuvo la gentileza de responder a nuestro cuestionario y situar de manera precisa su trabajo.¿Podrías mencionar algún libro u obra que te haya marcado como intelectual?
Difícil sintetizar una respuesta sin que parezca una mera lista de influencias. Fue muy importante para mí leer Culturas híbridas, de Néstor García Canclini y Las reglas del arte, de Pierre Bourdieu. Un poco en esa línea me marcó la lectura del libro Tercera persona de Roberto Esposito y de algunos artículos de Simone Weil. En mi carrera como investigadora han sido cruciales las obras de Benedict Anderson, Marc Angenot, Henri Bergson a través de Deleuze, Foucault, Barthes, Benjamin (también a través de Esther Leslie), Max Weber, Ángel Rama, Serge Gruzinski y podría decir que por encima de todos ellos el texto “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”, de Nietszche.
En el plano de la crítica poética han delineado mis maneras de leer: José Ángel Valente (Las palabras de la tribu y La experiencia abisal), Carlos Piera, en su libro Contrariedades del sujeto, y William Rowe, en tantos de sus ensayos sobre Vallejo y sobre las culturas y sociedades latinoamericanas. Gracias a Piera llegué también a La resistencia a la teoría, de Paul de Man, lectura de la que nunca podré deshacerme. A Rowe llegué gracias a José Ignacio Padilla, cuyos artículos sobre Jorge Eduardo Eielson también marcaron profundamente mi acercamiento a la poesía en general.
¿Cuál sería exactamente tu campo de estudio y cómo crees que éste se despliega en la actualidad? ¿Podrías indicar líneas, vectores de fuerza, fracturas? ¿Qué libros o autores ocupan qué zonas? ¿Podrías precisar tu mapa mental del campo?
Mi campo de estudio ha sido, durante varios años, el de la cultura peruana de comienzos del siglo XX. Leyendo a César Vallejo e investigando sobre él me di cuenta de que no estaba, nunca ha estado, suficientemente anclado al círculo cultural en el que se movía, tanto el peruano como el europeo. Creo que una de las condenas que deben sobrellevar los grandes poetas es que se les estudie en un contexto indeterminado, como si sobrevolasen cualquier época o región concretas. En mi tesis doctoral traté de situar a Vallejo en un lugar más definido, centrándome en el estudio de sus crónicas en el contexto del auge periodístico que vivió el Perú de los años diez y veinte. Durante mis investigaciones en las bibliotecas peruanas pude leer y reunir muchos de los artículos y crónicas de los compatriotas de Vallejo, aquellos que publicaban en las mismas páginas de Amauta, Mundial, Variedades o El Norte. De modo paralelo fui reuniendo los poemarios publicados en esos mismos años y fruto de ese trabajo es la antología que acabo de editar. En ella he intentado recuperar esa parte olvidada del campo, porque he reunido autores que nunca antes se habían leído juntos, algunos de ellos inéditos desde entonces. Cualquiera sabe que Trilce se publicó en 1922, pero para mí lo interesante era ver qué otros libros se publicaron en ese mismo año, con qué otras obras dialoga la de Vallejo, etc. Cuando indagas un poco en ese aspecto resulta muy sorprendente la convivencia de poemarios tan desiguales entre sí. En ese sentido, he querido rescatar a autores inaccesibles como José Chioino, Federico Bolaños, Daniel Ruzo, Carlos Alberto González, José Varallanos, entre otros, que no solo publicaban junto a Martín Adán, Oquendo de Amat o Alberto Hidalgo, sino que muchas veces habían sido incluso sus compañeros de estudios, de revistas, de trabajos. Creo que ese ha sido mi campo de estudio y así he querido mostrarlo en mis trabajos.
En cuanto a líneas o vectores dentro del campo, podría mencionar dos: la de la crítica en su sentido más teórico y la de la investigación archivística. Ambas son imprescindibles y complementarias, y sobre todo ambas necesitan de diferentes tipos de renovación.
En mi mapa mental, los libros y artículos de William Rowe son paradigmáticos del intento de trasladar el mero comentario de texto a la acción de repensar una época y toda una literatura. Si bien él se ha centrado más en la figura de César Vallejo, sus textos son muy ilustrativos a la hora de releer la poesía peruana.
En el otro lado encuentro, en los últimos años, a dos autoras que creo que han hecho un trabajo muy valioso: Yazmín López Lenci y Cynthia Vich. En mi opinión ellas han tomado el relevo de críticos como Mirko Lauer y han sabido darle a sus campos de estudio una frescura y un acercamiento inéditos.
En la línea de la investigación archivística, cómo no mencionar el trabajo de Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi, que llevan años rescatando todo tipo de documentos y fuentes para narrar esas primeras décadas del siglo XX peruano. Si bien es difícil ser tan exhaustivo como ellos, las directrices que marcan son necesarias y han demostrado que sigue habiendo muchísimo trabajo por hacer.
Por último, creo que la crítica Fernanda Beigel ocupa una zona global que sobrevuela todo lo demás. Es una pena que ella no se dedique ya a estos temas, pero sus dos libros (El itinerario y la brújula y Epopeya de una generación y una revista) suponen, desde mi punto de vista, una recolocación y una relectura imprescindibles de esta época.
¿Con qué obras crees que dialoga tu obra? O, dicho de otro modo, ¿con qué libros te gustaría que dialogara tu libro? ¿Quiénes serían tus interlocutores?
Mi libro dialoga con todas las antologías de poesía peruana que se han publicado en los últimos años, tanto las de Mirko Lauer como las de Luis Chueca, Carlos Carnero o Reynaldo Jiménez. Dialoga también con Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi, con Yazmín López Lenci y Cynthia Vich. En otro nivel no sé si diría dialoga, pero desde luego quiere humildemente continuar con la labor de Fernanda Beigel, Antonio Cornejo Polar, Martin Lienhard, Estuardo Núñez, Luis Alberto Sánchez, Luis Monguió, Alberto Flores Galindo, Manuel Burga, Marisol de la Cadena y tantos otros que han tratado de delimitar, exponer, definir o dar un ‘orden’ a esa época tan convulsa que fueron los años veinte.
Para mí sería un honor que dialogara, en otra dimensión, con críticos como William Rowe, Carlos Piera o José Ignacio Padilla, quienes me han enseñado tanto y tan bien a leer poesía.
Por otro lado, la antología que he editado quiere dialogar con el público de a pie. No existía ningún libro de estas características en España, y esa fue una de las causas que me animó a hacerlo. Me encantaría que cualquier español amante de la poesía se acerque a esa época tan interesante a través de este libro. El público peruano y el especializado, que está sin duda más familiarizado con los autores congregados en esta antología, creo que se sorprenderá también de ver reunidos a algunos poetas nunca antes publicados juntos.
¿Participas de alguna plataforma institucional para dar a conocer tu trabajo y conocer el de tus colegas? ¿Consideras que tiene algún impacto en tu trabajo?
Ahora mismo me considero investigadora independiente, en la medida en que ninguna institución, pública o privada, financia mi investigación No participo tampoco de ninguna plataforma, aunque trato de asistir a algún congreso de vez en cuando.
El proyecto de investigación de Esperanza López Parada, “Intertextualidad y crónica de Indias: variedad discursiva en la escritura virreinal americana” (Universidad Complutense de Madrid, FFI2012-37235) me acogió como investigadora hace un par de años y desde entonces me estoy vinculando a la literatura colonial peruana, que ocupa gran parte de mis intereses actuales. Durante varios años he trabajado como ayudante de biblioteca, primero en la Biblioteca Nacional de España, catalogando el fondo de manuscritos coloniales de América y luego en la Real Academia de la Historia, catalogando los manuscritos de jesuitas. De esta manera, el proyecto de Esperanza López Parada está siendo muy importante para mí en tanto que me da un marco de trabajo para comenzar a investigar ese fondo que ha pasado por mis manos y que se encuentra, en muchos aspectos, bastante abandonado.
¿Tienes un blog? ¿Nos recomiendas alguno?
Recomiendo las webs Frecuencia Urbe y Hermano Cerdo, donde también he colaborado.
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