En la festividad de Todos los Santos, junto con el lechón y los tamales, se consume, entre los niños, los caballos y las wawas de pan (t'ant´a wawas). Es costumbre que los padrinos obsequien las wawas a sus ahijadas y los caballos a los ahijados. En el caso que no fuera así, son los padres los encargados de comprar estos productos en las diferentes panaderías, hornos o en el mercado.
Desde la segunda quincena de octubre, se puede encontrar las wawas en el mercado, donde, por disposición municipal, las vendedoras ocupan un lugar especial. Junto a las wawas podemos encontrar los maicillos, las condesas y los suspiros, que son también productos que se venden en la fecha
Las wawas se preparan con la masa para panes, la adornan con la masa en relieve con líneas curvas, le agregan confites y le ponen la yema de huevo, con el fin de que tenga una apariencia lustrosa. Sin embargo el elemento principal es un pequeño rostro de pasta donde se ve la cara sonrosada de una niña que tiene una corona de flores. En el caso de los caballos, el proceso de fabricación es el mismo y se pone el rostro de un caballo y se le agrega el rostro del jinete, en muchos casos pueden ser hasta dos lo jinetes.
Estos presentes son entregados a los niños en la mañana del día 1 de noviembre y por supuesto que generan una gran alegría en ellos. Los adolescentes e incluso los mayores no se sustraían de esta festividad y hasta fines de los 90, organizaban los famosos bautizos de la wawa, para lo cual con anticipación se preparaban nombrando a los padres, padrinos, sacerdote y monaguillo. Los padres eran los encargados de mandar elaborar la wawa, que era de una masa especial y tenía un decorado mas complejo. Las dimensiones eran mucho mas grandes, de acuerdo a la cantidad de participantes. Los padrinos se encargaban de elaborar un humorístico capillo, con el nombre de la wawa, que podía ser el de Flor de un día. El resto de participantes colaboraba con la comida y la bebida. Cuando todos se habían reunido, comenzaba la ceremonia, donde el “sacerdote”, que era una persona con mucho sentido del humor, realizaba un simulacro de bautizo, siendo secundado por el monaguillo. Una vez concluida la ceremonia, se procedía a repartir la wawa y nombrar a los, padres y padrinos de la festividad del año venidero, luego de lo cual sonaba la música y se iniciaba el baile. Actualmente ya no se dan estas celebraciones o si se dan son en círculos muy íntimos, sin embargo, las wawas se siguen produciendo, inclusive se presenta en cajas de cartón y ciertos municipios organizan ferias en las proximidades del 1 de noviembre.
Esta costumbre de las wawas, también se esta difundiendo en Lima, donde algunas municipalidades organizan un concurso y se premian a las mas vistosas.
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