viernes, 25 de marzo de 2011

Los 100 años del Tayta Josè Marìa


"Formaba esquina. Avanzaba a los largo de una calle ancha y continuaba en otra angosta y más oscura, que olìa a orines. esa angosta calle escalaba la ladera. Caminé frente al muro, piedra tras piedra.Me alejaba unos pasos, lo contemplaba y volvía a acercarme . Toqué las piedras con mis manos; seguí la linea ondulante, imprevisible, como la de los ríos, en que se juntan los bloques de roca. En la oscura calle, en el silencio, el muro parecía vivo, sobre la palma de mis manos llameaba la juntura de las piedras que había tocado."




"Eran más grandes y extrañas de cuanto había imaginado las piedras del muro incaico; bullían bajo el segundo piso encalado que por el lado de la calle angosta, era ciego. Me acorde, entonces, de las canciones quechuas que repiten una frase patética constante: "yawar mayu", río de sangre; "yawar unu", agua sangrienta; "p'utik yawar k'ocha", lago de sangre que hierve; "yawar wek'e", lágrimas de sangre. ¿Acaso no podría decirse "yawar rumi", piedra de sangre, o "puk'tik' yawar rumi", piedra de sangre hirviente? Era estático el muro, pero hervía por todas sus lineas y la superficie era cambiante, como la de los ríos en el verano, que tienen una cima así, hacia el centro del caudal, que es la zona temible, la más poderosa. los indios llaman "yawar mayu" a esos ríos turbios, porque muestran con el sol un brillo en movimiento, semejante al de la sangre. También llaman "yawar mayu" al tiempo violento de las danzas guerreras, al momento en que los bailarines luchan."

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